La casa amarilla
Parte 2- El invernadero
Lo primero que sentí fue el olor, el olor para mí tan familiar de la carne rancia que daba unas nauseas tan fuertes que se me nubló la vista. Me vi así sumergido en una nauseabunda marea amarilla, aturdido por los escalofríos que sentía a lo largo de toda mi piel: producidos por lo que parecían ser viscosos pétalos de flores.
Pronto las nauseas fueron cediendo, ya que mi nariz se acostumbró al olor, y pude vislumbrar lo que me rodeaba.
Mire a mi alrededor y vi unos altísimos árboles, que estaban cubiertos en su totalidad por enormes flores amarillas. Los árboles note, eran demasiado altos para el invernadero, no porque no entraran en este, sino que el espacio del invernadero era mucho más grande de lo que debería ser por lo que se veía desde afuera: un invernadero del tamaño de un patio y alto como una casa de un piso, mientras que los árboles del invernadero tenían por lo menos 4 pisos de altura. (Más tarde me daría cuenta que esto se repetía en todas las habitaciones de la casa amarilla, los espacios eran por dentro muchísimo más grandes de lo posible, y parecían cuadriplicarse por dentro mientras que por fuera, tenían un tamaño normal).
Volviendo a los árboles amarillos, intrigado, me acerque a observar más atentamente sus flores. Estaban recubiertas por pelillos viscosos en todos sus pétalos (en total diez), que opacaban la naturaleza tornasolada de los mismos. A su vez al acercar la mano, la flor se contraía muy rápidamente sobre los dedos, y tras una extraña convulsión liberaba la mano que olía a un perfume agradable, muy similar al del jazmín, aunque tras unos minutos la mano comenzaba a adormecerse, como anestesiada, y quedaba inútil por unos minutos.
Las flores eran además gigantes y tenían un tamaño similar al de mi cabeza cuando estaban contraídas, y uno mucho mayor al abrirse.
Pero seguía perplejo ante lo siguiente si el olor a carne rancia provenía del invernadero ¿porque las flores olían tan frescas y deliciosas?. Al observar atentamente los árboles note que el tronco y ramas del árbol eran completamente negras, pero al estar cubiertas por flores amarillas (sí, el tronco y las raíces también) se ocultaba su color y su olor.
El árbol en sí olía a carne, y sus flores predadoras, me dieron la sensación de que estaba en presencia de enormes árboles carnívoros.
Asustado al percatarme de esto, comencé a caminar aturdido por entre los árboles del invernadero, el cual parecía ser un bosque infinito en duermevela, ya que era inevitable caminar a tráves de él sin adormecerse de vez en cuando, gracias al beso de las flores amarillas que me rozaban constantemente y el nauseabundo olor.
Finalmente luego de caminar, lo que para mí parecieron horas, escuche un grito arañado entre las flores.
Camine lentamente hacia él (ya casi estaba por caer al piso, mis piernas estaban adormecidas por el veneno de los árboles).
Luego escuche otro en la misma dirección, eran gritos suaves y dolidos en un principio que se tornaban abismales y terribles en un segundo (como sí algo amortiguara los gritos y de golpe aturdieran a todo lo que tuvieran cerca).
Seguí mi rumbo hacia los gritos amarillos y dolidos, tapando mis oídos como podía hasta que llegué a un claro del amarillo bosque infernal.
Allí, arrodillada e iluminada, por lo que se veía distante (debido a la altura del invernadero) como un tragaluz, estaba una niña con cara de cerdo arrancando plantas con enormes raíces de la tierra, con mucha satisfacción, que gemían cuando ella las tomaba de sus hojas, y gritaban atrozmente cuando las arrancaba de la tierra. Luego les rompía lo que se asemejaba a un cuello (como conejos) y las tiraba inertes a una cesta de mimbre. Una tras otra arrancaba las plantas sin piedad, y tales eran sus gritos, que yo, con el cuerpo completamente anestesiado, horrorizado ante la masacre de raíces, y agotado por el olor del invernadero de la casa amarilla, me desmayé, unos segundos después de que la niña, distante, se percatara de mi presencia y girara su rechoncha y horrible cara hacia mí.
Por pau
jueves, 2 de julio de 2009
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