
Leer mi anécdota del día:
Comienzo. Me desperte sintiéndome como el orto (de hecho no me desperte, me despertó el abelend - ya que mi profunidad sueñil equivale a dormir 2 horas, si 2 horas señores con la alarma sonando- ). Después, el dia prosiguió relativamente y puntos suspensivos entre paréntesis. Nudo. A la tarde me volví a sentir como la muerte. (¡TANTA LLUVIA!). Cuando ya estaba fastidiosa en exceso, escuche por la radio fragmentos de la vida de Frida Kahlo, escritos por ella, lo que me llevó a la siguiente conlusión tan profunda de vida:
¡ESO es sentirse como el orto!.
Desenlace. Mis quejas fueron a parar al mismo lugar que los anchos de basto y espada mal utilizados en una mano de truco.
Una genia Frida...
Una genia Frida...
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